a la
altura de las circunstancias
pensamos:
nada puede llevarnos de vuelta
estamos
a salvo
y nos
dimos a la tarea de construir una familia.
Nuestros
hijos crecerían entre juncos
les
lavaríamos el barro de las piernas
cuando
atravesaran descalzos la laguna.
El
frío, como un pájaro de mal agüero
habría
quedado atrás, olvidado
en
una bolsa de plástico negra
a los
tumbos por la montaña.
Cuento
los días que faltan para la primavera.
Pero
algo me dice que no vendrán tiempos mejores.
Acuno,
doy el pecho –mi parte más preciada
enseño
a balbucear primeras palabras;
endurecida
la mandíbula
los
ojos fijos en una imagen que se yergue
detrás
de mí, o sobre mí
o
sobre todos
mi
hijo se despereza.
Otros poemas de Carolina Esses, aquí
Fuente: http://emmagunst.blogspot.com.ar/2014/08/carolina-esses-3-poemas-3.html
Imagen: Facebook de C. Esses
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